Comentaba en mi anterior artí­culo que las micorrizas en los castaños de Hifas da Terra pueden aportar, con la producción de setas de calidad, un nuevo recurso a los propietarios forestales y unas extraordinarias satisfacciones a los que los plantan en su jardí­n. Nuestra experiencia en esta materia se inició hacia 1980 con los primeros éxitos en las inoculaciones en castaños jóvenes con Boletus fragrans y posteriormente con Boletus edulis. Las producciones de estas primeras inculaciones fueron seguidas a lo largo de más de diez años y eso nos ayudó a comprender mejor la ecologí­a de estas micorrizas.

 
El castaño es una planta delicada que requiere de nuestra atención para lograr que alcance los fines que nos proponemos con su plantación. Para que una planta de castaño micorrizada llegue a producir setas de la especie con la que fue inoculada es importante darle un tratamiento adecuado a la misma en el momento de su transporte y plantación y unos posteriores cuidados culturales a lo largo de su vida.Cuando transplantamos una planta desde el vivero a su lugar definitivo estamos causándole un trauma, por eliminar parte de la raí­z, fundamentalmente de las más finas, en el momento de arranque; estas raí­ces finas tiene un papel decisivo en la nutrición de la planta y en ellas se sitúan las micorrizas por lo que tenemos que dedicarles nuestra atención manteniendo ciertas normas importantes:
 
a) La primera norma es evitar que la planta se deseque, en el transporte o al recibirla, por efecto del sol o del viento frí­o y seco; es importante mantenerla en su bolsa plástica hasta el momento de la plantación y en un local húmedo y fresco.
 
b) Elegir bien el sitio de plantación ya que el castaño necesita suelos frescos, profundos y ricos en materia orgánica. En este suelo debemos realizar un hoyo de 60x60x60 cm en el que depositaremos un aporte mineral de un compuesto NPK, dependiendo del tipo de suelo, que no supere a los 250 g por planta. Un fuerte abonado va contra la actividad micorrí­cica.
 
c) Tapar ese abono con tierra, con un espesor de 10 cm, para que no entre en contacto directo con la raí­z a la que quemarí­a; colocar el tutor clavado en el fondo y proceder a situar la planta pegada al tutor, atándola con suficiente holgura para permitir su crecimiento; la raí­z de la planta de ser colocada sobre la tierra aportada sin aplastarla, distribuyendo bien sus raí­ces mas finas. No enterrar la planta más de diez centí­metros sobre las últimas raí­ces ya que estas necesitan respirar.
 
d) Realizada esta fase se procederá al tapado total del sistema radical, pisando posteriormente la tierra aportada para que se adapte bien a las raí­ces enterradas y no se produzcan bolsas de aire. Para mejorar esta adherencia regar posteriormente con 10 litros de agua en cada hoyo.
 
e) Esta planta así­ instalada debe defenderse de la competencia de la hierba de su entorno por lo que es importante instalar una malla antihierba en un radio de 80 cm y colocarle un protector que actuará contra la insolación, los roedores y otros herbí­voros; estos protectores son de tamaños diversos dependiendo de la altura necesaria para evitar los daños previsibles. ?En el primer año de plantación si las condiciones de sequí­a son importantes es necesario aportar un riego cada quince dí­as en una cantidad de unos diez litros por planta. ?Otro dí­a hablaremos de la poda y de los trabajos culturales que tenemos que realizar a lo largo de la vida de estas plantas. Piensa siempre que lo realmente importante no es plantar muchos árboles, si no cuidar adecuadamente la plantación realizada para que la planta se mantenga sana y pueda alcanzar el objetivo final, sea este de carácter productor o estético. 

 

 

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